
La selección mexicana está a un paso de la resurrección. El equipo azteca, que estuvo apenas a dos minutos de quedarse eliminado de la fase de clasificación rumbo a Brasil 2014, llega a Wellington para el segundo partido de la repesca ante Nueva Zelanda con una amplia ventaja, luego del 5-1 conseguida la semana pasada en el mítico Estadio Azteca.
Pero el renacimiento no es sólo colectivo. Dentro de este Tri hay muchas historias de redención individual, que han dotado de carácter a un equipo que lo necesitaba urgentemente. Entre ellas sobresale la de Luis Montes, uno de los jugadores fundamentales del triunfo en la ida, alguien quien apenas un par de años estaba completamente fuera del radar del fútbol mexicano, olvidado en la Liga de Ascenso. Con una sonrisa en los labios, el jugador del León habló en exclusiva para FIFA.comsobre su inusual carrera y lo que le espera al Tri en tierras oceánicas.
Una trayectoria inesperada
Al ver a Montes recorrer de arriba abajo la media cancha de la selección mexicana, uno no podría imaginarse el largo camino que ha debido recorrer para ganarse el reconocimiento del público. Por mucho tiempo, el vivaz mediocampista parecía uno de esos futbolistas destinados al anonimato. Incapaz de consolidarse durante cinco años en el Pachuca, su equipo formador, fue transferido al León de la Liga de Ascenso en la temporada Clausura 2011.
Y entonces, sucedió lo inesperado. Con Montes como figura principal, su equipo consiguió el ascenso, y al año siguiente disputó las semifinales de la Primera División, lo que le valió el llamado al Tri. Hoy, con 27 años, en el clímax de su carrera, mantiene la cabeza bien firme sobre los hombros. “No ha sido fácil, la verdad. Llega un momento en el que dudas, que no sabes si vas a poder lograrlo. Ahora, afortunadamente se me han dado las cosas, pero no puedo olvidar los obstáculos y esa es mi motivación para seguir adelante”, afirma con confianza.
Obstáculos, como los que ha tenido que pasar México para ponerse en la antesala de la Copa Mundial de la FIFA. Tras un año lleno de contratiempos, de la mano del técnico Miguel Herrera –el cuarto en el proceso clasificatorio-, parece estar en la antesala de conseguir el ansiado boleto a Brasil. Para Montes, es precisamente el nuevo entrenador el que ha conseguido devolver al equipo la estabilidad que tanto necesitaba.
“La verdad es que nos sentimos muy bien con Miguel. Nos tiene una confianza enorme y creo que ése ha sido el secreto”, revela el jugador nacido en Ciudad Juárez, “Nos ha dado conceptos muy claros, que nos han permitido recuperar el buen juego. El equipo presiona muy bien, nunca deja de correr y tiene mucha llegada. Sin él no sé si estaríamos en esta posición favorable”.
El último escalón rumbo a Brasil
El mediocampista, apodado “Chapo”, disputó 59 minutos en el primer duelo ante los neozelandeses. Desde esa perspectiva, analiza lo sucedido el miércoles pasado y cómo eso puede afectar el encuentro del martes. “Tal vez desde afuera se ve distinto, pero fue complicado vencer a Nueva Zelanda. Sabemos, además, que ellos van a salir de otra manera en su casa, con su público. Es un equipo muy fuerte físicamente, y tratará de desgastarnos en el partido de vuelta”.
De acuerdo con lo visto en los entrenamientos, Montes se perfila como titular en Wellington, en lo que sería apenas su sexto partido internacional, un dato que sorprende al ver su confianza en el terreno de juego. Evidentemente, el encuentro en Wellington será el más importante de su carrera y, por ello, no quiere dejar nada a la improvisación. “Va a ser fundamental que estemos tranquilos, que manejemos bien la pelota. Sabemos que ellos van a salir a presionarnos, porque están obligados a hacerlo, así que hay que mantener la cabeza fría”, considera.
Sin embargo, eso no significa que México tratará de cuidar la ventaja, por el contrario. “Nosotros vamos a proponer el partido, a tratar de ganarlo. Necesitamos otro gol que nos deje tranquilos para conseguir el pase. Lo peor que podríamos hacer es dar por muerta esta eliminatoria, falta el partido de vuelta, y lo vamos a disputar con todo profesionalismo y responsabilidad”, afirma con sensatez.
Y es precisamente el tener que sobreponerse a los obstáculos, lo que le ha dado la madurez que muestra dentro y fuera del terreno de juego. Por ello finaliza con palabras que destilan mesura. “No estamos en Brasil, y no lo estaremos hasta que el árbitro silbe el final con el marcador a nuestro favor. Sólo entonces podremos levantar los brazos”.